Hoy en día, en el ámbito de las empresas y de su actividad, es posible auditar infinidad de aspectos. Y, de hecho, es importante someterse a auditorias que ayuden a mejorar la eficiencia y la competitividad.
Este tipo de análisis permiten evaluar aquellos aspectos imprescindibles para el buen funcionamiento de la compañía, para la adecuación a la normativa vigente y para facilitar la detección de problemas o fallos que es necesario resolver con vistas a mejorar la toma de decisiones.
Evidentemente, el tipo de auditorías a las que pueden someterse las empresas son muy diferentes según el objetivo de su análisis: situación financiera o contable, procesos relacionados con el medio ambiente o la obtención de certificaciones, etc.
Aunque el objetivo sea similar, cada una de las auditorías a las que puede someterse una empresa tiene particularidades y métodos de trabajo y análisis propios. El siguiente es un breve repaso por los tipos de auditoría más comunes.
1. Auditorías contables, financieras y fiscales
Aunque se centren en aspectos diferentes, tienen en común que ayudan a comprobar si se han utilizado los recursos de una manera eficiente. De hecho, en el caso de determinadas empresas, son obligatorias y siempre imprescindibles para estar al tanto de obligaciones fiscales, así como para comprobar si se cumplen las normas contables internacionales.
2. Auditorías legales
En este caso, se trata de comprobar si se cumplen con las normativas legales a las que están sujetas. Por ello, las empresas se revisan desde el punto de vista civil, administrativo, penal, laboral, etc. Son auditorías comunes en el caso de adquisiciones de empresas o fusiones.
3. Auditorías de recursos humanos y laborales
La gestión del capital humano de las empresas es complicada y valorar su situación, también. Este tipo de auditorías lo que buscan es mejorar todos aquellos procesos relacionados con la selección del talento, la formación de los trabajadores, incentivos, relaciones entre el personal, etc.
Podrían equipararse a las auditorías laborales, aunque en este caso, están centradas en aspectos mucho más concretos destinados a comprobar que se cumple la legislación en todo lo relacionado con políticas de contratación, derechos de los trabajadores o prevención de riesgos laborales.
4. Auditorías informáticas
El auge de las nuevas tecnologías ha provocado un cambio estructural y operativo muy profundo en las empresas. Hacer un seguimiento del proceso de digitalización es imprescindible para conseguir una implantación eficiente. Pero también lo es evaluar los sistemas informáticos para comprobar que los equipos son eficientes, seguros y que su configuración respeta la legislación vigente. Ese es el objetivo de las auditorías informáticas
5. Auditorías operativas
La finalidad de este tipo de auditorías no es otro que elevar el rendimiento y la competitividad de las empresas que se someten a ellas. Para ello, se revisan todos los procesos de la compañía desde los niveles de calidad al estado de sus finanzas, las relaciones laborales o cómo se están empleando los recursos.
6. Auditorías medioambientales
Han cobrado especial relevancia a causa de una mayor concienciación social y empresarial, y también debido a legislaciones cada vez más estrictas en todo lo relacionado con la preservación del medio ambiente. En muchos casos, estas auditorías se realizan con el objetivo de conseguir algún tipo de certificación internacional que avale la calidad e inocuidad de sus procesos de producción.
7. Otro tipo de auditorías
Como indicábamos al comienzo, el número de auditorías a las que se pueden someter las empresas es amplio. A las mencionadas, se podrían añadir las auditorías éticas, económico-sociales, integrales, públicas, anuales, etc.
En cualquiera de los casos, lo que es patente es que, en un marco empresarial y normativo cada vez más exigente y en un panorama económico extremadamente competitivo, las auditorías son una de las herramientas que las empresas tienen a su disposición para mejorar su eficiencia.
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