Cumplir con Hacienda es algo a lo que millones de españoles tienen que enfrentarse cada año. El 7 de abril comenzó la campaña para la Declaración de la Renta 2020, que finalizará el 30 de junio. Es habitual que, cuando llegan estas fechas, muchos decidan no esperar y presentar su declaración cuanto antes, pero las prisas, y a veces la falta de información, no suelen ser buenas consejeras y llevan a cometer errores que pueden acabar pagándose caros.
Errores que pueden evitarse
La recomendación es dejar que sean especialistas en gestión fiscal quienes se encarguen de hacer la Declaración de la Renta 2020, teniendo en cuenta, sobre todo, las complicadas circunstancias del pasado ejercicio a todos los niveles. En cualquier caso, este es un pequeño listado de los errores más comunes:
– No comprobar el borrador: disponer de este documento facilita en gran medida todo el proceso, pero conviene no confiarse y comprobar que los datos son correctos antes de confirmarlo o de emplearlo para hacer la declaración de la renta. Si hay errores y no se tienen en cuenta, la responsabilidad será del declarante.
– Cuidado con los pagadores: es un aspecto que hay que tener muy presente en la Declaración de la Renta de 2020. Por un lado, porque las prestaciones por desempleo tributan como rendimientos de trabajo. Por otro, porque cuando se ha estado en ERTE se considera que hay dos pagadores, y en esos casos hay que presentar declaración obligatoriamente siempre que se hayan percibido en total más de 14.000 € brutos anuales.
– No comprobar qué tipo de declaración es más ventajosa: un cambio en las condiciones laborales o en los ingresos puede hacer que una declaración conjunta deje de ser la mejor opción, o viceversa. Antes de presentarla, conviene hacer los dos supuestos y comprobar si es mejor presentar declaraciones individuales o una conjunta. No es uno de esos errores que Hacienda vaya a tener en cuenta, pero que sí puede afectar al bolsillo.
– No aplicar todas las deducciones posibles: cualquier deducción, por pequeña que sea, se puede incluir en la declaración. Pueden ser las cuotas a sindicatos o colegios profesionales, o pueden ser las derivadas de la maternidad o de ser familia numerosa. Al final, todo suma.
– No declarar ciertas ayudas o subvenciones: en este caso, uno de los errores más típicos al hacer la declaración de la renta es no declarar las ayudas recibidas por la adquisición de un vehículo. Y lo mismo ocurrirá con cualquier otra que se reciba del estado.
– No incluir otros inmuebles más allá del domicilio habitual: las segundas residencias no desgravan, pero deben aparecer en la declaración. No solo, eso, en caso de que sean viviendas destinadas al alquiler, será imprescindible declarar los ingresos percibidos en la Declaración de la Renta 2020. Y muy importante: conviene revisar las referencias catastrales de todas las propiedades que se tengan.
– No presentar la declaración: es uno de los errores más típicos entre aquellas personas que, por sus ingresos, no están obligadas ponerse al día con Hacienda. Y lo es porque puede ocurrir que el resultado de la declaración sea a devolver. Comprobarlo nunca está de más y puede proporcionar alguna que otra alegría.
¿Qué ocurre si se detectan errores?
Si ya se ha presentado la Declaración de la Renta 2020 y se han detectado errores, es posible subsanarlos vía telemática con la acreditación correspondiente. Se pueden modificar datos o la autoliquidación, siempre y cuando la Administración no haya procedido a la liquidación definitiva.
En caso de que sea Hacienda la que detecte errores, lo notificará al interesado para su resolución y pago de la sanción correspondiente, si procediera.
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