El impacto económico que ha vivido España tras el paso del COVID-19 ha afectado directamente a las diferentes fuerzas de trabajo, ante tal situación la mejor alternativa fue optar por el Expediente de Regulación Temporal de Empleo, también conocido como ERTE, convirtiéndose en la opción más sostenible para las diferentes empresas y organizaciones.
El Expediente de Regulación Temporal de Empleo, mejor conocido por el acrónimo de ERTE, es un proceso que le otorga legalidad a la suspensión temporal de un contrato, para uno o varios trabajadores de una empresa, debido a eventos extraordinarios que no permitan continuar con la jornada laboral. La ley española contempla al ERTE en el Artículo 57 de la Ley del Estatuto de los Trabajadores, regulando tanto los contratos de tiempo completo como los de tiempo parcial.
La principal ventaja que ofrece el ERTE a los trabajadores, es que se le garantiza la cobertura salarial en un porcentaje determinado y por un tiempo específico, dependiendo de la modalidad que sea aplicada en su caso. Existen dos clasificaciones, la primera es la suspensión de empleo, en la que se paraliza la dinámica laboral por alguna causa de fuerza mayor, así como el segundo escenario, la reducción de jornada laboral, en la que se limita el desempeño del empleado, también por alguna situación inédita.
Es importante resaltar que una vez sea aplicado el ERTE a algún empleado, el tiempo en el que se puede ejecutar esta modalidad es impreciso y se puede extender el tiempo que sea necesario, dependiendo de la situación externa que provocó la aplicación de este recurso. Una regla imprescindible del ERTE, es que las empresas deben reincorporar a los trabajadores que sean sometidos a esta modalidad laboral, siempre y cuando hayan presentado los requisitos pertinentes.
Cifras del ERTE en España en sus primeros meses
El panorama laboral en España se modificó de una forma dramática tras el paso del COVID-19, al punto que para el primer semestre de 2020 se estima que los paros temporales contemplen a unos cuatro millones de trabajadores, es decir, un 25,6% de los afiliados a la seguridad social, así como al régimen especial agrario y empleados del hogar. A estas cifras se les suma más de un millón de autónomos, que representan un tercio de solicitantes del ERTE.
Para abril de 2020, se manejaba que cerca de cuatro millones de personas habían solicitado paro ante el Servicio Público de Empleo Estatal, para sumar un total de casi 10 millones de personas en situación económica de paro, lo que representa cerca del 40% de la población laboral activa que cerró el 2019 en España y que se ubicaba en 23 millones. Sin duda la tendencia para estas cifras es hacia el crecimiento, según las proyecciones de expertos.
Necesidades del ERTE por sectores
Los diferentes sectores comerciales e industriales han experimentado escenarios diversos con respecto a la aplicación y consecuencias económicas del ERTE, algunos han sufrido en mayor proporción los cambios que esta modalidad ha requerido, siendo el sector de hostelería el más afectado, seguido por el arte y entretenimiento. La lista continúa con la industria manufacturera y la construcción, como los principales sectores que requieren especial atención y soporte económico.
Con el transcurrir de la desescalada, se han activado diferentes modalidades que le han permitido a las empresas y organizaciones poder reactivar los diferentes modelos de negocio, con la finalidad de poder recuperar de alguna manera el tiempo invertido en medida como la cuarentena durante el estado de alarma, que tras una sexta extensión, terminaría el 21 de junio de 2020, con la que se reactivarían aún más los diferentes sectores, siguiendo siempre las nuevas medidas sanitarias que responden a la nueva normalidad.
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