Septiembre es uno de los mejores momentos del año para emprender, pues la actividad económica vuelve a ser elevada tras el parón veraniego. Una de las muchas cosas que tenemos que decidir a la hora de montar una empresa es dónde vamos a colocar su sede o lugar de trabajo y es ahí precisamente donde el coworking se hace necesario.
Coworking es una expresión inglesa que no todo el mundo conoce y que significa “trabajar juntos”; y se refiere a aquellos locales que pueden ser alquilados parcialmente por varias empresas diferentes para reducir los costes existiendo varias modalidades, desde alquilar un despacho o una sala de reuniones por hora hasta tener el derecho a utilizar las salas comunes durante un horario determinado.
A la hora de emprender, muchas veces estamos indecisos sobre cómo organizar nuestro espacio de trabajo. Desde luego, lo más barato en términos económicos es montar nuestra oficina en nuestra propia casa pero eso tiene una serie de inconvenientes: dificultad de separar la vida familiar y profesional y encontrar esa “disciplina” que nos hace falta, dar una mala imagen a la hora de reunirnos con nuestros clientes en nuestro propio hogar y crear tensión con nuestra pareja o compañeros de piso. La opción de alquilar una oficina resulta ideal pero en general o es muy cara o, de no serlo, tiene que estar en una mala zona. El coworking es ideal.
El coworking es el equilibrio entre ahorro y eficiencia
Así, el coworking se perfila como una alternativa a estos dos extremos: ni tan caro como alquilar una oficina ni tan barato como trabajar en casa; pero tan útil como trabajar en la oficina en términos de imagen corporativa y de cara a reunirse con posibles clientes o inversores. En un coworking podemos obtener servicios que en una oficina personal nos costarían mucho más y no podríamos tener por igual dinero invertido. Así, en un coworking podemos tener fotocopiadoras, centralita de llamadas, salas de reuniones, cafetería y hasta cocina; según cuál sea el coworking.
Además, en el caso de que venga un nuevo cliente potencial o un posible inversor, podremos recibirlo en nuestro despacho de coworking o en nuestra sala de reuniones que tenemos derecho de usar. Eso nos permitirá dar una buena imagen y agasajar a nuestro interlocutor con toda clase de atenciones que en una oficina barata no podríamos tener y, menos aún, en nuestro propio hogar.
Finalmente, hay que tener en cuenta que el coworking favorece que nos disciplinemos a la hora de trabajar ya que estamos yendo a un centro de trabajo y tiene otra serie de ventajas como podrían ser el desarrollo de un posible “networking”; y es que, al ser un lugar que compartimos con otras empresas y emprendedores, pueden darse en su seno sinergías y procesos de cooperación que hagan que podamos trabajar en equipo con otras personas y que, quién sabe, podamos incluso acceder a nuevos clientes o empleados potenciales. Sin duda, esta opción flexible es una de las mejores a la hora de emprender.
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